Hay cosas en la vida que nadie pidió y que, sin embargo, alguien decidió que necesitábamos. Y ahí están, jodiéndonos la existencia sin remedio. Un ejemplo perfecto: los putos tapones de botella que ahora vienen pegados.
Clientes pesados: la pesadilla de los negocios de personalización
Si tienes un negocio de personalización, sabes que hay clientes buenos, clientes normales… y luego están los clientes pesados. Esos seres que parecen haber nacido con el propósito de ponerte a prueba, de hacerte cuestionar tu paciencia y de convertir tu trabajo en una experiencia digna de terapia.
Antes de las vacaciones: El infierno en la tierra
Las vacaciones no empiezan cuando llegas al chiringuito. No. Las vacaciones empiezan con una mezcla explosiva de estrés, caos y sudor frío mientras maldices a tu yo del pasado por no haberlo dejado todo listo antes. Lo más duro es que tú sabías que iba a pasar, te prometiste hacerlo todo con tiempo, con organización, como un adulto funcional… y lo volviste a dejar todo para el último puto día. Como siempre.
Stage de Judo Costa da Morte: Una jodida experiencia vital
Hay stages… y luego está el Stage de Judo Costa da Morte. Un festival de judo, empanada y descojone a partes iguales. Que sí, que entrenamos bien, que sudamos como cerdos… pero lo importante aquí es la gente, y ahí, colega, juegan en primera división.
Safari urbano: los diferentes tipos de gente que piden en el metro
Si alguna vez has cogido el metro, sabes que hay ciertas cosas que son inevitables: el olor a humanidad en hora punta, los músicos que creen que están en la final de Got Talent, y por supuesto, la gente que pide dinero con más estrategia que un comercial de seguros. Pero ojo, porque no todos son iguales. No, amigo. Aquí hay categorías. Y si te fijas bien, podrás identificar a cada especie en su hábitat natural.