Stage de Judo Costa da Morte: Una jodida experiencia vital

Hay stages… y luego está el Stage de Judo Costa da Morte. Un festival de judo, empanada y descojone a partes iguales. Que sí, que aprendimos mucho, que entrenamos bien, que sudamos como cerdos… pero lo importante aquí es la gente, y ahí, colega, juegan en primera división.

Los organizadores, Iván, Piñe y David, son unos putos cracks. No solo lo tienen todo montado como si fuesen suizos (pero con alma gallega), sino que te hacen partirte la caja en cada descanso y con cada dinámica. Estar con ellos es como meterte en una serie de colegas donde las risas están garantizadas. Además, son buenas personas de las que ya no se fabrican, de esas que te hacen sentir en casa aunque estés a 600 kilómetros de la tuya.

Y luego está Fabio Basile, el campeón olímpico italiano con alma de rockstar que explica el judo como si estuviera contando un thriller de Scorsese. Brutal. Y, claro, ahí estaba Piñe, haciendo de traductor simultáneo con un arte que no se podía aguantar. Mezcla de gallego, italiano de gestos, castellano con retranca y chistes solo para unos pocos elegidos que te hacían mearte de la risa.

Pero es que por si todo eso fuera poco, Ángel Parra y Malin Wilson también se sumaron al sarao y explicaron alguna técnica en el stage. A Malin la quiero con locura, pero lo de Ángel Parra ya es de otro planeta: no le puedo querer más, coño. Lo que nos hemos reído juntos es material de terapia. Explicaciones top, cariño a raudales y risas de esas que te dejan agujetas en los abdominales que ni él ni yo tenemos.

Ramón Lavi, el fotógrafo incansable, ha hecho más fotos que un turista japonés con cinco Red Bulls encima. Capturó TODO. Lo de este hombre es vocación y locura a partes iguales. Hace unos auténticos fotones.

La fiesta del sábado… eso es otro nivel. Una mezcla de verbena y reunión familiar en un sitio paradisiaco. La comida es de locos. Hablando de esto, también está Diego, que cocina como si estuviera en un duelo final de MasterChef versión rural hardcore. Madre mía, qué manera de enchufarnos energía para la vuelta en forma de jamón asado a la gallega acompañado de patatas y verduras con olor a horno y sabor a gloria bendita. Si se le ocurre abrir restaurante, me empadrono allí.

Y luego, las personas. Hostia, qué suerte. He conocido a gente que es oro puro. Sara y Edu de Judo Baboon, puro corazón y buen rollo. Ana del Club de Judo Sakura, una joya de sonrisa permanente. Gente de la buena, de la que te dan ganas de repetir stage solo por volver a verles.

Y, por supuesto Ari y mis hijos, que se lo han pasado como nunca. Y los de mi club, que han disfrutado, aprendido y se han reído muchísimo también. Ha sido un viaje en familia, en todos los sentidos.

El Stage Judo Costa da Morte no es solo un evento. Es un chute de vida. Te ríes, te machacas, comes como un rey y sales con el alma más ligera.

Nos vemos el año que viene. Y tú, si estás leyendo esto y todavía no has estado en este stage ¿a qué cojones estás esperando para apuntarte a su próxima edición?

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