Space Force: el fracaso maravilloso que no merecíamos

Hay series que triunfan porque son buenas. Otras, porque son una mierda envuelta en papel brillante para idiotas con tiempo libre. Y luego está Space Force, una joya en forma de desastre cósmico que nadie pidió, pocos entendieron y casi todos despreciaron injustamente. Una sátira a medio gas que, curiosamente, funciona como un reloj suizo si uno se quita el palo del culo antes de darle al play.

¿Que Steve Carell parece estar medio dormido durante toda la serie? Sí. ¿Que el guion da más bandazos que un borracho en un rodeo? También. Pero Space Force no va de perfección. Va de reírse en la cara de un sistema que se toma demasiado en serio a sí mismo. Y lo hace con la torpeza gloriosa de un mono con casco espacial.

¿Querías sátira política fina? Pues aquí tienes una parodia marciana que se revuelca en lo absurdo, con generales que compiten en testosterona con chimpancés astronautas y científicos que aún no han entendido que el sentido común no cotiza en bolsa. Lo mejor es que Space Force lo sabe. Juega a ser seria, pero no se lo cree ni borracha. Y eso la hace perfecta.

John Malkovich, por cierto, está tan brillante que parece que se equivocó de serie. Es como si lo hubieran traído de El Nuevo Papa, le hubieran puesto una bata de laboratorio y le hubieran dicho: “Haz lo tuyo, pero con cohetes y idiotas”. Y lo hace. Vaya si lo hace.

Visualmente, la serie es un caramelo. Todo huele a presupuesto: misiles, uniformes, oficinas de alto mando, etc. Y, sin embargo, todo está al servicio del chiste. Uno malo, uno absurdo, uno que te hace dudar de si reír o llorar. Spoiler: ríe. Llora luego si quieres.

¿El problema? Que la mayoría de la gente se acercó esperando otra The Office y acabó como quien se mete en un local swinger esperando una copa y acaba con una toalla y un apretón de huevos. Pues no, colega. Esto es otra cosa. Es humor surrealista disfrazado de sátira política, envuelto en ciencia ficción de saldo con el corazón en el sitio correcto: el de los que no encajan, pero tampoco se rinden.

Space Force no es para todos. Es para los que disfrutan del fracaso con estilo. Para los que ven una misión absurda a la Luna y no preguntan “¿por qué?”, sino “¿qué me pierdo si no voy?”. Es una serie que falló a lo grande. Y eso la hace gloriosa.