Hubo un tiempo en que los héroes del cine no tenían tiempo para llorar. Eran tipos duros, con bíceps que parecían esculpidos en piedra y una actitud que decía «me importas una mierda, pero te voy a salvar igual». Schwarzenegger, Stallone, Van Damme, incluso Bruce Willis en su época dorada… Estos tíos no se quedaban…