No hay nada que me saque de mis casillas más rápido que un apretón de manos que parece que te están entregando un calcetín usado. Sí, estoy hablando de esos saludos que te hacen cuestionar si la otra persona tiene pulso o si solo es un espíritu que flota por el mundo, incapaz de hacer contacto humano decente.
Vamos a ver, que no es tan complicado. La mano, esa extremidad al final de tu brazo, se supone que tiene que transmitir algo de tu personalidad, ¿no? ¿Entonces por qué hay gente que decide que el mejor modo de presentarse es dejando su mano caer en la tuya como una hoja muerta en otoño? ¡Un poco de firmeza, por favor! No estoy pidiendo que me trituren los huesos, solo un poco de presencia.
Y no solo eso, el apretón de manos flojo es como una declaración de intenciones: “Aquí estoy, pero preferiría estar viendo pintura secar”. Cada vez que alguien me da la mano y siento esa falta de energía, automáticamente me imagino que todas sus plantas están muertas en casa. Seguro que ni las riega.
¿Será que no se dan cuenta? ¿O es que realmente les parece bien andar por la vida dejando una impresión de merluza recién sacada del agua? Sea como sea, me parece una falta de respeto. Si no sabes dar la mano con un mínimo de entusiasmo, mejor da un puñito, o un saludo a lo lejos.
Así que, por favor, la próxima vez que vayas a saludar a alguien, piensa en este artículo y aprieta un poco. No se trata de demostrar quién es más macho, sino de mostrar que estás ahí, que eres un ser humano y que tus manos no son solo adornos navideños colgando de tus brazos.
Y si después de leer esto sigues dando la mano como si no hubiera un mañana, al menos que sea con estilo. Que se note que es una elección y no una falta de ganas.