Hay cosas que deberían estar protegidas por ley. El himno de un equipo de fútbol, la receta de la tortilla de patatas sin cebolla y, sobre todo, las putas canciones remember que marcaron una época. Pero no, en algún despacho oscuro de la industria musical, alguien ha decidido que no podemos tener paz, y cada año nos clavan nuevas versiones de temazos de los 90 y 2000 convertidos en auténticas aberraciones.
Lo primero que hacen para destrozar un clásico es bajarle el ritmo. Cogen un temazo que en su día te hacía saltar como un mono en la pista y le meten un puto ritmo de ascensor. El resultado es una versión con menos alma que un lunes por la mañana, donde todo suena más lento, más flojo, más descafeinado.
Si la original tenía una base electrónica potente, la nueva versión te la cambia por un ritmo tropical random. Como si todo tuviera que sonar como una mierda de chiringuito en Ibiza, con maracas y un beat insulso que parece hecho con el móvil en cinco minutos. Ya no hay fuerza, ya no hay energía. Solo un tema muerto por dentro.
Pero lo peor es cuando meten a un cantante aleatorio para “modernizar” la canción. Cogen un vocalista genérico, sin carisma, que canta con el mismo tono plano de siempre y le quitan toda la potencia a la canción. Si el tema original tenía emoción, ahora parece interpretado por alguien que se acaba de despertar de la siesta.
El crimen definitivo es cuando cambian la letra. Si ya no les basta con violar la base y la voz, también meten frases nuevas porque “hay que actualizar el mensaje.” ¿Actualizar el qué? Si la original hablaba de fiesta, de noches épicas, de emociones fuertes, ahora le meten frases profundas innecesarias o peor aún, referencias cutres a TikTok y redes sociales.
El resultado final siempre es el mismo: un clásico convertido en una mierda insulsa, sin pegada, sin energía y sin alma. Y lo más triste es que hay gente que se lo traga, que escucha la nueva versión y dice “qué guapo este temazo”, sin saber que están escuchando una copia barata y mutilada de algo que en su día fue legendario.
Y ojo, porque de vez en cuando, con cuentagotas, aparece una versión buena. No pasa a menudo, pero hay veces en las que un productor con un mínimo de respeto por la música se las apaña para hacer un remix o una reinterpretación decente, que mantiene la esencia del original y le da un giro fresco sin destrozarlo. Pero esto es una excepción. Una anomalía en un mar de versiones innecesarias hechas con la única intención de sacar dinero fácil.
Así que si algún día escuchas que han sacado una “nueva versión” de un temazo de tu juventud, prepárate para la decepción. Porque lo más probable es que sea otro asesinato musical más, hecho por gente sin respeto por la música, sin pasión y, sobre todo, sin puta idea de lo que significa un verdadero remember.