El 8 de marzo era un día para recordar la lucha real de las mujeres, para reconocer el esfuerzo de aquellas que se partieron el lomo por tener las mismas oportunidades que los hombres sin necesidad de lloriqueos ni privilegios. Pero, amigo, lo han convertido en un circo político, en una pasarela de pancartas vacías y discursos prefabricados que lo único que hacen es dividir en lugar de sumar.
Porque antes, cuando una mujer quería un puesto, se lo ganaba con esfuerzo, con talento y con cojones, sin necesitar cuotas, sin esperar que le regalaran nada. Hoy, sin embargo, hay quien se llena la boca hablando de feminismo mientras lo usan como excusa para sus propias agendas políticas. Nos han vendido que hay que defender a las mujeres, pero solo a las que siguen su discurso, porque si una piensa diferente, la echan a los leones.
Lo que antes era respeto y reivindicación hoy es oportunismo. Los mismos que hablan de igualdad son los que luego miran hacia otro lado cuando a una mujer la hunden por no seguir el guion establecido. La lucha de la mujer no necesita tutores, no necesita políticos sacando rédito, no necesita días de postureo. Lo que necesita es que se la respete todo el año, que se la valore por lo que hace y no por ser un arma arrojadiza en la guerra de intereses políticos.
Así que este 8M, si de verdad quieres honrar la lucha de las mujeres, deja de repetir consignas huecas y empieza a pensar por ti mismo. Porque la igualdad no se construye con discursos impuestos ni con guerras de sexos, sino con respeto real y oportunidades para todos, sin importar de qué lado caigas en la propaganda del día.